LA HABANA, Cuba (ACN) – El periodista Ignacio Ramonet envió una carta abierta al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para exigirle que excluya a Cuba de la lista de estados patrocinadores del terrorismo.
En el mensaje, el periodista español subraya que ahora que el mandato presidencial de Biden llega a su fin, podría reparar “una profunda injusticia cometida el 12 de enero de 2021 por su predecesor, Donald Trump, cuando, pocas semanas antes de dejar la Casa Blanca, decidió -sin ninguna base legal real- volver a inscribir a Cuba en la infame lista de Estados patrocinadores del terrorismo”.
Ramonet recuerda en su texto que “en un acto de justicia y lucidez política, la administración del presidente Barack Obama, de la que formaba parte Biden, había sacado a Cuba de esa deshonrosa lista en 2015. Esto representó un paso muy positivo para forjar, por fin, una relación más constructiva con La Habana”.
Cuba siempre ha denunciado y combatido el terrorismo, nunca lo ha alentado ni patrocinado, señala el documento.
“Durante 65 años, a pesar de las tensiones que hayan podido existir entre Estados Unidos y Cuba, no puede mencionarse un solo caso de acción violenta ocurrida en territorio estadounidense que haya sido auspiciada, directa o indirectamente, por La Habana”, añade.
No hay un solo argumento válido y razonable para acusar a Cuba y mantener a su población bajo un castigo colectivo ilegal e inhumano, señala Ramonet.
Casa de las Américas se sumó a la iniciativa, invitando a escritores, artistas, promotores culturales, académicos, activistas y luchadores sociales, miembros de organizaciones no gubernamentales y personas sensibles al sufrimiento cotidiano del pueblo cubano a apoyarla con sus firmas.
CARTA ABIERTA DE IGNACIO RAMONET AL PRESIDENTE JOE BIDEN
“¡Saquen a Cuba de la lista de patrocinadores del terrorismo!”
Ignacio Ramonet
Profesor. Escritor. Periodista
París (Francia)
El señor Joseph R. Biden
Presidente de los Estados Unidos de América
Washington DC (Estados Unidos)
Señor presidente Joe Biden,
Dentro de unos meses termina su mandato presidencial. Quisiera escribirle, con todo respeto, en nombre de un número significativo de personas, movimientos sociales, sindicatos, asociaciones humanitarias y organizaciones no gubernamentales de todo el mundo que firman conmigo esta carta y esperan de usted un gesto para reparar una profunda injusticia cometida el 12 de enero de 2021 por su antecesor, Donald Trump, cuando, pocas semanas antes de dejar la Casa Blanca, decidió, sin ninguna base legal real, reinscribir a Cuba en la tristemente célebre lista de Estados patrocinadores del terrorismo (lista SSOT).
Señor Presidente, como usted sabe, la lista SSOT es un mecanismo de política exterior diseñado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos para sancionar a aquellos países que “apoyan reiteradamente actos de terrorismo internacional”.
Señor Presidente, en un acto de justicia y lucidez política, la Administración del Presidente Barack Obama, de la que usted formó parte, había sacado a Cuba de esa deshonrosa lista en 2015. Esto representó un paso muy positivo para forjar, por fin, una relación más constructiva con La Habana. Durante el Gobierno de Barack Obama, cuando usted era Vicepresidente de los Estados Unidos, sí fue posible avanzar hacia una normalización de las relaciones diplomáticas entre dos vecinos con sistemas políticos diferentes, pero dispuestos a entenderse sobre la base del respeto mutuo.
Señor Presidente, usted no ignora que Cuba siempre ha denunciado y combatido el terrorismo. Jamás lo ha alentado ni patrocinado. Jamás lo ha practicado. Durante 65 años, a pesar de las tensiones que hayan podido existir entre Estados Unidos y Cuba, no se puede citar un solo caso de acción violenta ocurrida en suelo norteamericano que haya sido patrocinada, directa o indirectamente, por La Habana. ¡Ni un solo caso! Por otra parte, Cuba ha sido uno de los países más atacados por organizaciones terroristas. Más de 3 500 ciudadanos cubanos han muerto en ataques cometidos por grupos terroristas financiados, armados y entrenados por organizaciones violentas radicadas, en su mayoría, en Estados Unidos. En otras palabras, es el mundo al revés. Y usted lo sabe.
Señor Presidente, usted también es consciente de que al haber incluido —injustamente— a Cuba en esa lista SSOT, se aplican numerosas y dolorosas medidas coercitivas unilaterales contra ese país y todo su pueblo inocente. Las consecuencias más atroces surgen del riesgo asociado a cualquier tipo de ayuda humanitaria, negocios, inversiones y comercio que involucre a Cuba y, por extensión, a sus ciudadanos. Por ejemplo, a cubanos con ciudadanía extranjera que califican para una exención del Sistema Electrónico de Autorización de Viaje (ESTA) para viajar a los Estados Unidos se les ha negado esa exención. A cubanos residentes en la Unión Europea se les han cerrado sus cuentas bancarias porque, en virtud de estar su país en la lista SSOT, se convierten automáticamente en “clientes de alto riesgo”.
A muchos grupos religiosos se les han congelado los fondos y bloqueado los envíos de ayuda humanitaria a la isla. Las personas que intenten hacer una transferencia de dinero a través de PayPal o Wise a familiares en Cuba pueden ver sus fondos congelados y sus cuentas bloqueadas. La mayoría de los bancos se niegan a procesar pagos cubanos e incluso han congelado sumas de dinero destinadas a actividades humanitarias. La presencia de Cuba en la lista SSOT limita, para las personas físicas, la apertura de cuentas bancarias en el exterior, el uso de instrumentos para cobros y pagos internacionales, el acceso a la banca digital, la contratación de servidores y servicios online, y mil impedimentos más.
Señor Presidente, la inclusión de Cuba en la lista SSOT implica también que los viajeros extranjeros procedentes de países incluidos en la ESTA que deseen visitar Cuba deberán solicitar una visa especial en el Consulado General de la Embajada de los Estados Unidos en su país de origen. Esta política, implementada por su Administración, tiene un impacto perjudicial sobre la industria turística cubana, un sector de importancia decisiva para la frágil economía de la isla.
Señor Presidente, como usted conoce, todo esto se suma a las terribles consecuencias del cruel e ilegal bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba que el gobierno de su país mantiene desde hace más de 60 años —desconociendo la clara posición de la comunidad internacional y las sucesivas resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas—, con el objetivo de generar una situación de desabastecimiento y descontento en la población que desemboque en protestas contra las autoridades cubanas.
Señor Presidente, un plan tan agresivo, que tanto dolor y tanto sufrimiento ha causado a los civiles inocentes de Cuba, ha alcanzado en la última década —como pudo constatar su propia esposa Jill Biden durante su gira por la isla en octubre de 2016— dimensiones inhumanas de castigo. El pueblo cubano carece de acceso a muchos bienes y recursos básicos: medicinas, alimentos, materiales de construcción, fertilizantes, energía, maquinarias industriales, piezas de repuesto que no se pueden importar porque Cuba está en esa lista. La actual ola migratoria de expatriados cubanos hacia Estados Unidos, sin precedentes en su magnitud, es quizás el ejemplo más ilustrativo del impacto devastador y el sufrimiento que provocan las medidas extremas y brutales contra la economía cubana derivadas tanto del criminal bloqueo como de la injusta inclusión de Cuba en la infame lista SSOT.
Señor Presidente, usted también está al tanto de que, en mayo de 2024, el Departamento de Estado tomó la decisión de retirar a Cuba de la lista de “Estados que no cooperan en la lucha contra el terrorismo”. Una decisión correcta y justa. A pesar de ello, y de manera contradictoria, incongruente, confusa e injustificable, su Administración insiste en mantener a Cuba en la lista SSOT, la lista de Estados patrocinadores del terrorismo. ¿Cómo es posible afirmar, al mismo tiempo, que Cuba sí coopera en la lucha global contra el terrorismo, y al mismo tiempo acusar a La Habana de patrocinar abiertamente el terrorismo? La mejor forma de aclarar esta contradicción es retirar de inmediato a Cuba de la lista SSOT.
Señor Presidente, Cuba no es patrocinadora del terrorismo. Al contrario, Cuba es patrocinadora de la paz. Y usted lo sabe. Porque seguramente recuerda que, siendo vicepresidente de los Estados Unidos, en 2016, se firmaron en La Habana los Acuerdos de Paz entre el Estado de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), consideradas entonces una “organización terrorista”, que pusieron fin a más de medio siglo de guerra y matanzas, e incluso le valieron al presidente colombiano Juan Manuel Santos el Premio Nobel de la Paz. Esto no hubiera sido posible sin la activa participación diplomática del Gobierno cubano.
Señor Presidente, esta pacificación fue tan llamativa que, a partir de 2018, el Gobierno colombiano del Presidente Juan Manuel Santos solicitó a Cuba acoger un proceso de diálogo con líderes de otra organización armada, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), tras la decisión de Ecuador de renunciar a ser sede del evento. Como usted recuerda, estas conversaciones con el ELN se paralizaron tras un atroz atentado en Bogotá en 2019 con un coche bomba que destruyó una academia de policía, causando numerosas víctimas, y del que el ELN se atribuyó la responsabilidad.
Señor Presidente, a raíz de esta tragedia, el Gobierno de Iván Duque solicitó la extradición a Colombia de los líderes del ELN que, amparados por un estatus diplomático especial, se encontraban en Cuba para las negociaciones de paz. La Habana no pudo acceder a esta solicitud. En efecto, los acuerdos diplomáticos internacionales no lo permiten, pues la extradición violaría los protocolos establecidos como garante de las conversaciones de paz entre el ELN y el Gobierno colombiano. Noruega, otro país garante clave de estas conversaciones de paz, estaba plenamente de acuerdo con la posición de La Habana, al igual que la gran mayoría de los gobiernos. Sin embargo, este legítimo rechazo de La Habana fue el pretexto utilizado por su antecesor Donald Trump, en enero de 2021, para incluir nuevamente a Cuba en la abominable lista SSOT.
Señor Presidente, Cuba no ha dejado de promover la paz. Prueba de ello es que, en 2022, Gustavo Petro, nuevo Presidente de Colombia, anunció que retiraría la solicitud de extradición de los cabecillas del ELN como parte de su iniciativa de “paz total”. La Habana, por su parte, aceptó acoger nuevamente y garantizar los diálogos de paz entre Bogotá y el ELN. Como usted conoce, gracias a la mediación de Cuba, el 9 de junio de 2023, en La Habana, el Presidente Gustavo Petro y Antonio García, comandante rebelde del ELN, se dieron la mano en un encuentro donde, por primera vez, se pactó un punto de la agenda acordada y se acordó un cese al fuego bilateral, lo que constituye un paso histórico hacia el silencio de las armas y la paz definitiva en Colombia.
Este cese del fuego, por cierto, fue renovado en La Habana seis meses después, tras esfuerzos cruciales del gobierno cubano. Meses después, Cuba acogió con agrado una nueva propuesta del gobierno colombiano de ser garante y sede alternativa de otro proceso de paz, esta vez con el grupo rebelde armado Segunda Marquetalia.
Señor Presidente, Cuba no sólo es promotora de la paz, sino que, como ningún otro país del mundo, promueve la salud. En los últimos veinte años, La Habana ha enviado más de 600.000 profesionales y técnicos de la salud a unos 165 países. Esto ha significado aliviar el sufrimiento de muchos enfermos y salvar la vida de millones de personas en todo el mundo.
Señor Presidente, Cuba no sólo es promotora de la paz y de la salud, sino que también, como ningún otro país, promueve la educación, como lo ha reconocido ampliamente la propia UNESCO. Miles de maestros y profesores cubanos han intervenido en decenas de países para combatir el analfabetismo y promover la escolarización de millones de niñas y niños. Eso es todo lo contrario de “promover el terrorismo”…
Señor Presidente, en 2021, poco después de que usted asumiera el cargo, varios altos funcionarios de su Administración prometieron que revisarían la inclusión de Cuba en la lista SSOT. En octubre de 2022, su propio Secretario de Estado, Antony Blinken, reiteró esa promesa. En 2023, cuarenta y seis congresistas, muchos de ellos demócratas, le enviaron una carta pidiéndole que cumpliera esa promesa. En junio de 2024, durante el 56º período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en una declaración conjunta, no menos de 123 países exigieron lo mismo a su Gobierno. Pero, a pesar de las promesas y de tan importantes peticiones, usted sigue sin hacer nada para poner fin a esta escandalosa injusticia.
Señor Presidente, esta situación debe terminar. Usted lo sabe. No hay un solo argumento válido y razonable para acusar a Cuba y mantener a su población bajo un castigo colectivo ilegal e inhumano. Usted tiene la autoridad para, antes de abandonar la Casa Blanca, corregir tan cruel absurdo y sacar a Cuba de la lista SSOT. ¡Hágalo ya!
Esperando que usted, señor Presidente, esté a la altura de este momento histórico y atienda esta petición.
Me despido respetuosamente de usted,
Ignacio Ramonet