martes, diciembre 3, 2024
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Mantener la libertad de elegir cómo pagamos


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– Un euro digital combinaría la comodidad de los pagos digitales con las prestaciones del efectivo. Piero Cipollone, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, explica cómo un euro digital mejoraría la libertad de los europeos a la hora de decidir cómo pagar.

Por Piero Cipollone

La libertad está en el centro de los principios de la Unión Europea. Todo ciudadano de la UE es libre de vivir, trabajar, estudiar y hacer negocios en cualquier Estado miembro de la UE. El euro desempeña un papel clave para que esto sea posible. Podemos utilizarlo para comprar o vender bienes y servicios en cualquier lugar de la zona del euro.

Al proporcionar billetes en euros, el Banco Central Europeo (BCE) desempeña un papel crucial en la defensa de estas libertades. La mayoría de los europeos quieren tener dinero en efectivo como opción de pago y muchos lo consideran esencial para su libertad: el efectivo es fácil de obtener, inclusivo, universalmente aceptado en toda la zona del euro y ofrece el máximo nivel de privacidad.

Pero todavía no tenemos un equivalente en efectivo para realizar pagos digitales, lo que limita nuestra libertad en una era cada vez más digital.

En ocasiones podemos utilizar opciones nacionales, como tarjetas bancarias o billeteras digitales, para realizar pagos electrónicos en los comercios. Pero en la mayoría de los países de la zona del euro estas soluciones nacionales no existen. E incluso cuando lo hacen, a menudo no funcionan cuando se compra en línea, se dividen facturas entre amigos o se viaja por la zona del euro. Esto nos obliga a depender de tarjetas o soluciones de pago electrónico no europeas (aunque ni siquiera éstas siempre se aceptan) y a utilizar múltiples métodos de pago.

Para remediar estas deficiencias, el BCE está trabajando en un euro digital. Seguimos comprometidos con el dinero en efectivo, pero queremos trasladar sus beneficios al mundo digital. Un euro digital ofrecería a los consumidores una opción de pago adicional que complementaría al efectivo. Dependería de ellos decidir si lo utilizan o no.

Un euro digital combinaría la conveniencia de los pagos digitales con características similares al efectivo. Al igual que los billetes, ofrecería a los europeos la libertad de utilizar un único medio de pago público aceptado en toda la zona del euro para pagos digitales en tiendas, sitios web de comercio electrónico o persona a persona. También se podría utilizar sin conexión, lo que posibilita las transacciones incluso cuando la cobertura de la red es limitada o en caso de un corte de energía.

El euro digital facilitaría a las empresas de la zona del euro la oferta de soluciones de pago digitales paneuropeas, lo que reforzaría la competencia en un mercado dominado actualmente por unos pocos actores no europeos, lo que reduciría los costes para los comerciantes y los consumidores, y reforzaría la autonomía estratégica y la resiliencia de Europa. En un mundo cada vez más dividido y expuesto al dominio de las grandes empresas tecnológicas, tenemos la responsabilidad de garantizar que los europeos siempre puedan realizar pagos asequibles y seguros de manera eficaz.

El euro digital ofrecería mayor privacidad que la que suelen ofrecer las soluciones comerciales existentes. Para pagos fuera de línea, sólo el pagador y el beneficiario tendrían acceso a los detalles de la transacción. Para pagos en línea, utilizaríamos las últimas tecnologías que mejoran la privacidad. Todos los datos serían seudónimos y se mantendrían dentro de la jurisdicción de la UE, disfrutando así de los más altos estándares de privacidad del mundo. Y nuestro cumplimiento de las normas de protección de datos sería supervisado por autoridades de protección de datos independientes.

Gratuito para uso básico, un euro digital no dejaría a nadie atrás, incluidos aquellos con bajas habilidades digitales y financieras y los grupos vulnerables. Una aplicación ofrecería a todos un medio de pago inclusivo y accesible.

Más que una simple opción de pago, un euro digital acercaría a los europeos en un mundo cada vez más digital e inestable. Nos haría la vida más fácil, preservando al mismo tiempo nuestra libertad de elección.

Hace un año, la Comisión Europea presentó el paquete de medidas sobre la moneda única para proteger los pagos en efectivo en toda la zona del euro y establecer un marco para la posible emisión de un euro digital, que solo se considerará una vez que los legisladores europeos hayan adoptado este marco. Acogemos con satisfacción el debate democrático en curso y seguiremos colaborando con todas las partes interesadas.

A medida que el mundo que nos rodea cambia y aumentan los riesgos geopolíticos, debemos mantener el impulso. Juntos podemos garantizar que el euro, nuestra moneda única, esté preparado para la era digital y siga respaldando las libertades que tanto valoran los europeos.



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