jueves, noviembre 21, 2024
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Ideas clave de las negociaciones sobre el clima: lecciones de las sucesivas cumbres de la Commonwealth


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Por Unnikrishnan Divakaran Nair

A continuación, describo cinco claves comida para llevar de los compromisos, destacando las complejidades y los matices estratégicos esenciales para negociaciones climáticas intergubernamentales efectivas, especialmente ahora que nos acercamos a la COP29 en Azerbaiyán.

  1. 1. “Nada está acordado hasta que todo esté acordado”

En las negociaciones sobre el clima, cada parte del acuerdo está interrelacionada: el progreso en un área a menudo depende del consenso en otra. Esto subraya la necesidad de que los negociadores aborden las discusiones con una mentalidad amplia, sabiendo que los acuerdos parciales pueden desmoronarse si otros siguen siendo polémicos. Para lograr este nivel de consenso es necesario equilibrar prioridades contrapuestas y fomentar un entorno en el que las partes sientan que sus intereses fundamentales están salvaguardados en el texto final.

En Kigali y Apia, el principio de Responsabilidades Comunes pero Diferenciadas y Capacidades Respectivas (CBDR-RC) subrayó esta complejidad, influyendo en los debates sobre cuestiones críticas como la financiación, el desarrollo de capacidades y la transferencia de Tecnología. Dado que CBDR-RC reconoce que los países tienen diferentes capacidades y responsabilidades históricas respecto del cambio climático, se convirtió en un punto focal para determinar contribuciones justas de las naciones más ricas para apoyar a los países con menos recursos. Este enfoque en la responsabilidad equitativa fue a menudo el factor decisivo para avanzar o paralizar acuerdos en todas las áreas.

  1. Encontrar puntos en común

El éxito en las negociaciones sobre el clima a menudo implica comprender y unir diversas interpretaciones de términos y enfoques clave. Este principio quedó claramente ejemplificado durante el CHOGM 2022 en la negociación del Carta de tierras vivas del Commonwealth. Un importante punto de discordia surgió entre los países desarrollados y en desarrollo sobre la inclusión de los términos “soluciones basadas en la naturaleza” (SbN) y “enfoques basados ​​en ecosistemas” (AbE). Los países desarrollados favorecieron las SbN para enfatizar la restauración y la conservación, mientras que muchos países en desarrollo estaban preocupados por las implicaciones de ese término para los derechos sobre los recursos y prefirieron la AbE, que enfatiza resultados ecológicos y comunitarios más amplios.

El proceso de negociación hacia el consenso fue meticuloso y estratégico. Los delegados de varios países participaron en consultas continuas con expertos científicos y asesores políticos en sus capitales para garantizar que sus posiciones estuvieran basadas en evidencia y alineadas con los intereses nacionales. Al basar los debates en investigaciones científicas aprobadas y facilitar consultas consecutivas de expertos, los negociadores trabajaron para fundamentar el valor de ambos enfoques.

Después de varias rondas de diálogo y de un inmenso alivio entre nuestro equipo, los países alcanzaron un acuerdo equilibrado al incorporar ambos términos (SbN y AbE) en el texto final. Esta doble redacción honró las prioridades tanto de los países desarrollados como de los países en desarrollo, permitiendo a todas las partes ver sus preocupaciones reflejadas en el acuerdo, precisamente lo que la Secretaría de la Commonwealth se propuso lograr.

  1. Comprender las políticas climáticas nacionales y regionales y la dinámica geopolítica

La postura de cada país durante las negociaciones se basa en una combinación compleja de políticas climáticas nacionales, alianzas regionales y prioridades geopolíticas. Para negociar eficazmente, uno debe estar en sintonía no sólo con los aspectos científicos y técnicos del cambio climático sino también con las realidades políticas y económicas únicas que moldean la posición de cada país. Esto significa mantenerse actualizado sobre los desarrollos relacionados con el clima y los cambios de políticas dentro de regiones clave, lo que permitirá un enfoque de negociación más informado y estratégico.

Sin embargo, para países con delegaciones muy pequeñas este requisito puede resultar un desafío. Los funcionarios de estas delegaciones frecuentemente hacen malabarismos con múltiples tareas, equilibrando negociaciones técnicas, consultas políticas y responsabilidades administrativas. Esto puede provocar retrasos en la toma de decisiones o, en algunos casos, requerir compromisos que podrían no alinearse completamente con la postura óptima de su nación.

Estas limitaciones a menudo significan que estos países deben depender de consultas rápidas y consecutivas y, en ocasiones, alinearse con posiciones de coalición más amplias para gestionar su carga de trabajo de manera efectiva. Esto pone de relieve la necesidad crítica de acuerdos para compartir recursos, capacitación y apoyo para mejorar la capacidad de las delegaciones más pequeñas. El equipo de la Secretaría del Commonwealth sabe por experiencia que los países pueden, fortaleciendo estas capacidades, participar de manera más plena y asertiva en las negociaciones, aportando perspectivas que reflejen una comprensión más amplia de los impactos y soluciones del clima global.

  1. Preparándose para los desafíos del retraso debido a las “líneas rojas”

Un desafío importante en las negociaciones sobre el clima es el retraso que se introduce cuando los países mantienen rígidas “líneas rojas” o deben consultar con sus capitales nacionales antes de finalizar sus posiciones. Esto a menudo provoca retrasos y puede ralentizar el ritmo general de creación de consenso. Por lo tanto, existe una necesidad apremiante de que expertos de los ministerios pertinentes (como el de Medio Ambiente, Finanzas y Asuntos Exteriores) estén presentes en estas negociaciones. Tener a estos expertos a mano garantiza que se comprendan plenamente el contexto histórico de cualquier tema y las posiciones previamente negociadas, evitando malentendidos y promoviendo un enfoque más cohesivo para la toma de decisiones.

Sin el aporte de expertos en la materia, las delegaciones pueden tener dificultades para abordar temas complejos o técnicos, lo que lleva a decisiones que pueden carecer de matices o desviarse de posiciones previamente establecidas.

  1. Adoptar enfoques de negociación proactivos y con visión de futuro

La naturaleza rápidamente cambiante de los desafíos climáticos, junto con las dinámicas geopolíticas cambiantes, exige estrategias de negociación adaptativas y proactivas. Esto significa que existe una necesidad urgente de que los negociadores adopten enfoques flexibles y con visión de futuro. Esto incluye explorar soluciones innovadoras, buscar puntos comunes en cuestiones en evolución como los mercados de carbono, las pérdidas y daños o la financiación de la adaptación, y fomentar un diálogo que anticipe los desafíos futuros en lugar de simplemente responder a las realidades actuales.

Para mí, estas conclusiones resaltan las habilidades y conocimientos multifacéticos que se requieren en las negociaciones climáticas de alto riesgo y subrayan la importancia de la adaptabilidad, la empatía y una comprensión matizada de la dinámica global para lograr acuerdos climáticos significativos y duraderos. Espero con ansias la COP29 y los diferentes desafíos que nos planteará como equipo de expertos. Siempre hay más conocimientos que obtener.

  • Este blog se basa en mi experiencia de primera mano apoyando las negociaciones sobre el cambio climático en el Reuniones de Jefes de Gobierno del Commonwealth (CHOGM) en Kigali (Ruanda) en 2022 y en Apia (Samoa) en 2024, ofreciendo información sobre el proceso obtenida con tanto esfuerzo.



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