- La independencia es fundamental para ganar la lucha contra la inflación y lograr un crecimiento económico estable a largo plazo, pero las autoridades corren el riesgo de enfrentar presión en medio de una ola de elecciones este año.
Los banqueros centrales enfrentan hoy muchos desafíos a su independencia. Cada vez son más los pedidos de recortes en las tasas de interés, aunque sean prematuros, y es probable que se intensifiquen cuando la mitad de la población mundial vote este año. Los riesgos de interferencia política en la toma de decisiones y el nombramiento de personal de los bancos están aumentando. Los gobiernos y los banqueros centrales deben resistir estas presiones.
Pero ¿por qué importa esto? Basta considerar lo que los bancos centrales independientes han logrado en los últimos años. Los banqueros centrales manejaron eficazmente la pandemia, desencadenando una agresiva flexibilización monetaria que ayudó a prevenir una crisis financiera global y acelerar la recuperación.
A medida que la atención se centró en restaurar la estabilidad de precios, los banqueros centrales endurecieron apropiadamente la política monetaria, aunque en diferentes cronogramas. Su respuesta ayudó a mantener ancladas las expectativas de inflación en la mayoría de los países, incluso cuando los aumentos de precios alcanzaron máximos de varias décadas. Los mercados emergentes fueron líderes en aplicar medidas restrictivas tempranas y contundentes, mejorando su credibilidad.
Estas medidas de los bancos centrales han reducido la inflación a niveles mucho más manejables y han reducido los riesgos de un aterrizaje forzoso. Si bien la batalla aún no ha terminado, su éxito hasta ahora se debe en gran medida a la independencia y credibilidad que muchos bancos centrales han construido en las últimas décadas.
El reciente éxito en reducir la inflación contrasta marcadamente con la inestabilidad económica que prevaleció durante el período de alta inflación de los años setenta. En aquel entonces, los bancos centrales no tenían mandatos claros para priorizar la estabilidad de precios, ni leyes claras que protegieran su autonomía. Como resultado, los políticos los presionaron a menudo para que bajaran las tasas de interés cuando la inflación era alta.
Todo el mundo se vio afectado por esta era de alta inflación, auge y caída, especialmente las personas que vivían con ingresos fijos y que vieron erosionados sus ingresos y ahorros reales. El éxito en la reducción de la inflación sólo se produjo a mediados de la década de 1980, cuando los bancos centrales recibieron apoyo político para luchar agresivamente contra la inflación.
Impacto de Medición
Amplias investigaciones, incluida la nuestra, demuestran la importancia crítica de la independencia del banco central.
Uno estudio del FMI, que analiza docenas de bancos centrales entre 2007 y 2021, muestra que aquellos con fuertes puntuaciones de independencia tuvieron más éxito en mantener bajo control las expectativas de inflación de la gente, lo que ayuda a mantener la inflación baja. La independencia es fundamental y se ha vuelto más predominante entre países de todos los niveles de ingresos.
Otro estudio del FMI seguimiento 17 bancos centrales latinoamericanos durante los últimos 100 años examina factores que incluyen la independencia en la toma de decisiones, la claridad del mandato y si podrían verse obligados a otorgar préstamos al gobierno. También encontró que una mayor independencia se asociaba con resultados de inflación mucho mejores.
La conclusión es clara: la independencia del banco central es importante para la estabilidad de precios, y la estabilidad de precios es importante para un crecimiento consistente a largo plazo.
Pero para ejercer un poder enorme en las sociedades democráticas, la confianza es clave. Los bancos centrales deben ganarse esa confianza todos los días a través de una gobernanza sólida, transparencia y rendición de cuentas, y cumpliendo con sus responsabilidades fundamentales.
Una gobernanza sólida ayuda a garantizar que la política monetaria sea predecible y se base en el logro de objetivos de largo plazo establecidos, en lugar de ganancias políticas de corto plazo. Comienza con un mandato legislativo claro que establezca la estabilidad de precios como objetivo principal.
Incluso si el empleo se coloca en el mismo pedestal que con el mandato dual de la Reserva Federal de Estados Unidos, los legisladores han reconocido que la estabilidad de precios ayuda a la estabilidad macroeconómica, que en última instancia respalda el empleo.
Una gobernanza fuerte y una independencia significan que los banqueros centrales deben tener control de sus presupuestos y personal, y no estar sujetos a un fácil despido basado en sus opiniones políticas o acciones tomadas dentro del mandato legal.
A cambio, deben rendir cuentas y ser transparentes.
Deben explicar periódicamente cómo sus acciones buscan avanzar en los objetivos establecidos por la legislación, tanto en informes detallados como a través de testimonios ante los legisladores. Dado que las decisiones de los bancos centrales afectan profundamente a todos, los bancos centrales y los gobiernos deberían seguir trabajando para aumentar la alfabetización económica para que la gente pueda ser parte de la conversación sobre políticas.
Y la confianza depende, en última instancia, de su éxito en lograr estabilidad de precios y garantizar que el sistema financiero se mantenga estable.
Respetando la independencia
Otras ramas del gobierno tienen responsabilidades claras de ayudar a los banqueros centrales a lograr los objetivos encomendados y sortear los peligros que se avecinan. Esto incluye no sólo las leyes que proclaman la independencia, sino también seguir la letra y el espíritu de dichas leyes.
También significa tener en cuenta cómo otras acciones políticas impactan el trabajo de los banqueros centrales.
Promulgar políticas fiscales prudentes que mantengan la deuda sostenible ayuda a reducir el riesgo de “dominio fiscal”: presión sobre el banco central para que proporcione financiamiento de bajo costo al gobierno, lo que en última instancia aviva la inflación. La prudencia fiscal también proporciona más espacio presupuestario para apoyar la economía cuando sea necesario, reforzando la estabilidad económica.
Otra responsabilidad del gobierno que a menudo se comparte con los bancos centrales: mantener un sistema financiero fuerte y bien regulado.
La estabilidad financiera beneficia a toda la economía y reduce el riesgo de que el banco central se muestre reacio a subir las tasas de interés por temor a provocar una crisis financiera. Las medidas adoptadas para fortalecer las instituciones financieras desde la crisis financiera mundial, incluso en los mercados emergentes, permitieron a los bancos centrales aumentar drásticamente las tasas sin socavar el sistema financiero. Este importante logro debe preservarse.
Cuando los bancos centrales y los gobiernos desempeñan cada uno su papel, hemos visto un mejor control de la inflación, mejores resultados en materia de crecimiento y empleo, y menores riesgos para la estabilidad financiera.
El FMI está aquí para ayudar a las autoridades a enfrentar estos desafíos. Apoyamos firmemente la independencia del banco central, brindando asistencia técnica personalizada a los miembros que trabajan para mejorar la gobernanza y los marcos legales. Hacemos de la independencia un pilar explícito en algunos programas de financiamiento respaldados por el Fondo y acordamos con los miembros acciones para medirla y lograrla.
Para fortalecer este trabajo, introdujimos una nueva forma de medir la independencia en función de qué aspectos son más importantes, según nuestra reciente encuesta de bancos centrales.
Y para aumentar la responsabilidad, hemos desarrollado un código de transparencia que ayuda a los bancos centrales a evaluar y mejorar sus prácticas.
Trabajando juntos –banqueros centrales y líderes gubernamentales, legislaturas y el pueblo– podemos preservar y fortalecer a los bancos centrales para ganar la lucha contra la inflación hoy y fomentar la estabilidad económica y el crecimiento en los años venideros.
Esto beneficiará a todos, al jubilado que vive con un ingreso fijo; el pequeño empresario que intenta construir su negocio; y todas las sociedades que podrían enfrentar disturbios cuando la inflación se salga de control.
Con tanto en juego, debemos preservar y fortalecer la independencia del banco central.