Santiago—“Pensé que me iba a morir de pie”, fue lo que pasó por la cabeza de Grisalí Peña al ver que su casa, ubicada en el sector Gurabo de Santiago, quedó totalmente inundada luego de que se desbordó el arroyo Gurabo.
La calle 10 de Gurabo aún contiene lodo que indica el paso de agua pesada por el camino. Mientras tanto, en las orillas del río y del arroyo, las marcas, derrumbes y árboles revelan el nivel de la inundación.
“Aquí no queda nada; sólo está viva la gente”, narra Peña con aparente dificultad y lágrimas en los ojos luego de haber perdido todos los electrodomésticos, la ropa de los niños y adultos de la casa, las camas, todo.
Cuenta que cuando se desbordó el agua, ella estaba cocinando, y una vecina gritó: “Chiquita, el agua”, pero cuando se asomó, ya era tarde. Sus hijos estaban en medio de la inundación y ella logró subir al segundo nivel. con la casa
El puente de la calle 10 quedó cubierto de basura y palos traídos por la crecida del nacimiento del río y del arroyo Gurabo, que confluía en este punto.
En otros puntos de Gurabo, la inundación solo “comió” el suelo de las riberas de los ríos, ingresando a los patios, pero no penetró a las casas.
